¿Alguna vez has visto a alguien y pensado “no tengo lo que ella tiene, ella se ve mejor que yo, ella ha alcanzado más éxito que yo”? Si eres como nosotras seguramente te ha pasado.
La comparación es uno de los aspectos más comunes que compartimos las mujeres. Casi siempre se hace inconscientemente y, por eso, es tan difícil desaprenderlo. Ahora mismo, sin darte cuenta puedes estar pasando la mayor parte de tu día comparándote con otros y aprendiendo —sin querer— a desmotivarte a diario.
Pero como cualquier cosa en tu mente, también puedes aprender a transformar la comparación para que sea tu aliada y no tu enemiga. Puedes aprender a reconocerla, entenderla y convertirla en una herramienta positiva.
Reconocer la comparación y entender por qué lo haces
Normalmente la comparación se usa de dos maneras:
1) Usándola negativamente para sentirte mejor: Comparas las cosas buenas que tienes o los éxitos que has alcanzado con el progreso de otras personas. Esta comparación es basada en la critica. Te hace enfocarte en lo que otros no tienen para hacerte sentir mejor pensando en lo que tu sí has logrado.
2) Usándola para juzgarte y desmotivarte: Es la manera más común de compararte y la que llamamos un autosaboteo. Comparas lo que otros tienen con lo que tú no posees, y por eso, te sientes mal y desmotivada contigo misma.
La primera te hace juzgar a otros, te hace alimentar a tu ego y menospreciar el esfuerzo de los demás. La segunda te hace juzgarte a ti, te hace alimentar tus pensamientos negativos y menospreciar quien eres.
Ambas comparaciones absorben tu buena energía y aunque sean diferentes causas, ambas surgen del mismo sentimiento: algo en tu amor propio falla.
Derribas a otros para sentirte bien o te derribas a ti misma porque no tienes lo que quieres. Suena duro, ¿verdad? Tranquila, todas lo hemos hecho. Igual que nosotras —y que muchas otras mujeres— puede que hayas sido atrapada en la trampa de la comparación y para poder liberarte tienes que entender por qué lo haces.
Cuando identificas la causa de tu comparación, se te hace más fácil reconocerla y conscientemente transformar poco a poco esos pensamientos en un impulso para ser mejor.
Evitar la comparación y transformarla en inspiración
1) Trabaja en la relación que tienes contigo
La transformación de la comparación empieza en tu interior. Si no estás satisfecha con quien eres estarás comparándote constantemente. Pero, ¿cómo empiezas a estar satisfecha? La respuesta es simple: trabajando en tu amor propio. El amor propio es también la clave para dejar de compararte negativamente.
Trabaja tanto en tu amor propio que no necesites compararte para confirmar cuánto vales. Trabaja tanto en ti que no dejes que comparaciones negativas te afecten.
2) Entiende que la comparación no es siempre negativa
La verdad es que la comparación —si la usamos adecuadamente— puede ser un impulso para motivarnos. Pregúntate, ¿Qué te inspira de esa persona con la que te comparas? ¿Te comparas porque quieres tener el trabajo que ella tiene? ¿O tal vez su rutina? Entonces, si esa comparación nace por un deseo, ¿por qué no la ves como inspiración?
Esto es clave para transformar la comparación y quitarle su poder negativo sobre ti. Comienza a usar esas personas con las que te comparas como un ejemplo para motivarte a alcanzar lo que quieres. No sientas esa comparación como envidia, siéntela como un reflejo de lo que quieres lograr.
3) Usa mantras y afirmaciones
En el libro de Maïte Issa, Tu Éxito es Inevitable —por cierto, lo recomendamos muchísimo— hay un capítulo que nos cambió la manera en la que vemos la comparación y nos ayudó a convertirla por completo, hacerla nuestra amiga y usarla a nuestra merced.
Maïte dice que al compararte y sentir envidia pienses “si ella lo tiene, yo también puedo, lo que es posible para ella, es posible para mi”. Repite este mantra cuando sientas que la comparación te afecta. Verás que poco a poco transformas tu perspectiva para entender que no es necesario compararte y que todo lo bueno que ves también es posible para ti.
Cada vida es diferente, cada camino es válido. La comparación no define tu progreso. Tú misma defines quien eres y cómo quieres ser. Y si llegas a compararte, piensa en otros solo como un ejemplo de lo que quieres lograr, como inspiración para seguir.
