No puedo empezar mi día sin una taza caliente en las mañanas. Hay algo profundamente reconfortante en ello. Es un momento de pausa, de calma, de recarga. Últimamente, prepararme un chai latte ha sido eso: una invitación a parar y a priorizar mi espacio antes de continuar (o seguir) con mi día.
Hace unos meses, empecé una búsqueda personal. Sentía que necesitaba bajar la dosis de café que tomaba a diario. Entre el estrés y las tazas (a veces más de cuatro) que me acompañaban cada día, mi cuerpo me pedía un descanso. Pero, al mismo tiempo, no quería soltar ese momento en mi rutina. Para mí, una taza de café al comenzar la mañana siempre ha sido fundamental. Necesitaba una alternativa que no solo me diera el mismo confort, sino que además me hiciera sentir que de alguna manera estaba nutriendo mi cuerpo.
Y fue allí que me encontré con el chai latte. Probé varios en mis cafeterías favoritas, me llené de inspiración y ahora decidí hacerlo en casa. Aquí te cuento un poco la receta que me tiene obsesionada y algunos tips para convertirlo en un momento de calma dentro de tu rutina.
El chai tiene raíces en la tradición ayurvédica de la India (un sistema holístico de medicina y estilo de vida que busca el equilibrio para promover la salud y prevenir enfermedades). Su nombre completo es masala chai, que significa “té especiado”. La versión latte es simplemente la fusión entre el sabor de las especias y la neutralidad de la leche.
Más allá del sabor (que es increíble), lo que me enamoró del chai es su mezcla de ingredientes que te hacen sentir en calma. Cada sorbo es un mix de canela, jengibre, cardamomo, clavo, pimienta negra y a veces anís estrellado. Estas especias no solo despiertan los sentidos, también tienen propiedades que mi cuerpo agradece.
– Estimula la digestión (gracias al jengibre y al cardamomo)
– Reduce la inflamación (el clavo y la canela son antiinflamatorios naturales)
– Mejora la concentración (un toque de té negro me da energía sin sentir un pico de ansiedad)
– Simplemente, reconforta (por alguna razón, un chai latte llega directo al alma. Reconforta y ayuda a bajar la sensación de estrés)
La receta que me tiene obsessed!
– 2 tazas de agua
– 1 taza de leche (también puede ser cualquier leche vegetal que prefieras)
– 2 bolsitas de té negro
– 1 rama de canela
– 3 vainas de cardamomo machacadas
– 3 clavos de olor
– 1 rodaja de jengibre fresco
– 2 granos de pimienta negra
– Miel o sirope de agave al gusto (si quieres endulzarlo)
En una olla pequeña, hierve el agua con todas las especias durante 10 minutos. El aroma mientras hierve es parte de la magia. Añade el té negro y deja infusionar 5 minutos (depende de la fuerza que quieras que tenga). Cuela la mezcla (para retirar el ramo de canela, clavos y jengibre). Calienta la leche en una taza y agrégale la mezcla de té. Endulza a tu gusto y sirve.
En mi inspiración chai, he visto muchas marcas creando alternativas para que podamos hacer el chai latte en casa de la manera más fácil posible. Marcas como Chy o Matcha&co, que tienen soluciones increíbles y que ya he pillado en mis cafeterías favoritas.
Pero, mientras espero para probarlas, esta es la receta que me tiene enamorada, y la comparto contigo porque el selfcare no tiene que ser complicado ni costoso. A veces, lo más poderoso es lo más sencillo: prepararte una bebida con calma, con presencia, con intención.