Explorando el alter ego...
Crearse un alter ego puede sonar extraño. Pero la verdad es que muchos atletas, artistas, líderes y muchas de las mujeres más admiradas del mundo lo han hecho, y lo siguen haciendo –si no has escuchado de Beyoncé y Sasha Fierce, te recomiendo leer esa historia, vale la pena–. Para estas mujeres, crear un alter ego no fue fantasía, fue estrategia emocional, una forma de acceder a partes de ellas que quizás estaban sepultadas por inseguridad o miedo. Y es que hacerlo, tiene bases muy reales en la neurociencia y la psicología del comportamiento. Cuando adoptas una nueva identidad, aunque sea de forma simbólica, estás activando procesos neurológicos que literalmente pueden ayudarte a cambiar.
"Se trata de abrir una puerta a una versión de ti, que ya eres, pero sin capas de miedo encima."
La práctica también influye en tu sistema de creencias. Encarnar una versión de ti misma más valiente, audaz o decidida, entrena a tu mente a dejar atrás patrones antiguos. Y con el tiempo, esa versión deja de ser un personaje y se convierte en tu nueva normalidad.
A diferencia de lo que muchas personas piensan, hacerlo no significa dejar de ser tú. Un alter ego no es una máscara, es una herramienta. No se trata de “fingir”, sino de abrir una puerta a una versión de ti que activa nuevas conexiones neuronales, que se despega de las opiniones externas y se planta ante la vida con una energía distinta. Una versión, que eres tú, pero sin capas de miedo encima.
¿Qué pasaría si te conectaras con esa versión que no se minimiza, que no duda tanto, que camina hacia adelante? No es esperar a convertirte en alguien mejor, sino atreverte a ser todo lo que ya eres, sin disculpas. Esa versión que vive tu libertad con nombre propio. Y que quizás, te está esperando para que juntas escriban el resto del camino.