Si eres parte de esta comunidad, sabes que en ourself nos encantan los espacios wellness. Vamos explorando diferentes espacios y, de vez en cuando, uno de ellos resalta y nos deja con ganas de más. Así nos sentimos al visitar Dharma, y su clase de pilates flow.
Dharma es un espacio que no se siente pretencioso. No hay modas ni tendencias. Es calma, movimiento y esencia del pilates. Se siente la paz dentro y fuera de sus paredes. Es un espacio que te dice: aquí vienes a hacer ejercicio, pero también a relajarte.
Entras directamente al salón, por lo que probablemente (si hay una clase antes) debas esperar unos minutos fuera. Si tienes suerte, como yo, te encuentras con mujeres que durante la espera te invitan a conversar, con quienes terminas intercambiando contactos y haciendo planes para venir a más clases juntas. Eso es lo bonito de estos espacios. El wellness se convierte no solo en una clase de pilates sino en una comunidad. En un momento de conexión con mujeres que, como tú, también quieren vivir sintiéndose bien.
Al entrar, la música no te agita, al contrario, te calma y reconforta. Es un espacio que te hace sentir en un spa propio de la ciudad, pero en el que su propósito es hacerte mover todo tu cuerpo. Y lo cumple. La clase de pilates flow es un ejemplo de ello. Una clase que no te hace sudar, sino conectar mente y cuerpo. No hay ajetreo ni rapidez. Como lo dice su nombre, es flow puro. Es de esas clases sigilosas, que no se sienten hasta que intentas levantarte a la mañana siguiente y notas cómo has trabajado cada músculo de tu cuerpo. Estiramientos que te hacen sentir ligera, como si hubieses dejado todo el peso y la tensión sobre el reformer.
Si lo que buscas es movimiento y relajación en un lugar que te llene de calma, Dharma puede ser el espacio para ti. Y si te animas a ir, a lo mejor nos vemos, porque sin duda tiene de esas clases que repetiremos con gusto.
Dharma
Carrer de Bailèn, 238
08037 Barcelona
