La sociedad y las redes sociales, han creado estándares de belleza que a menudo nos hacen compararnos y sentirnos mal con nosotras mismas. Muchas veces comenzamos a poner atención y esfuerzo en querer cambiar nuestra apariencia porque nos sentimos presionadas a encajar en ese molde. Compramos nuevos artículos que no necesitamos, comenzamos nuevas dietas que no nos hacen sentir bien, y nos adentramos en caminos que pueden llegar a ser dolorosos con el fin de cambiar cómo nos vemos. Pero, ¿qué pasaría si empezáramos a poner la misma atención a cómo nos sentimos por dentro en lugar de cómo nos vemos por fuera?
Si esto sucediera, comenzaríamos a tomar decisiones por nuestro bienestar interior. Dejaríamos atrás las opiniones ajenas y nos enfocaríamos en vivir mucho más felices. Comenzaríamos a sentirnos mejor con nosotras mismas. Empezaríamos a actuar por nuestras necesidades y emociones, haríamos más de eso que disfrutamos, y nos desprenderíamos del peso de la autocrítica. En fin, empezaríamos a vivir mucho más satisfechas con quienes somos.
Y aunque estaríamos trabajando todo nuestro interior, al mismo tiempo, estaríamos mejorando cómo nos vemos por fuera.
Está científicamente comprobado que como nos sentimos por dentro tiene un impacto directo en nuestro exterior. La autoestima y la satisfacción con la vida están vinculadas a una mejor salud y una apariencia más cautivadora. Es decir, tu apariencia también es un reflejo de cómo te sientes por dentro. Así que, si quieres comenzar a verte mejor, debes empezar por sentirte mejor contigo. De lo contrario, sentirte satisfecha con tu apariencia puede ser mucho más difícil. Además, si tu autopercepción y autoestima dependen únicamente de algo tan variable como tu apariencia externa, la relación que tienes contigo no será sólida ni duradera.
Pero entonces, ¿cómo puedes comenzar a enfocarte en tu interior?
Basa tu autocuidado en cómo te sientes
Practica el ejercicio que te acerque más a ti y a tu cuerpo. No tomes decisiones con el fin de obtener resultados rápidos en tu apariencia, sino con el objetivo de crear rutinas duraderas que te hagan sentir bien. Come intuitivamente, sé consciente de lo que tu cuerpo necesita. Evalúa cómo te sientes después de ciertas actividades y enfoca tu esfuerzo en estar saludable.
Ciertamente, hacer ejercicio y comer bien son pasos cruciales para transformar tu apariencia. Sin embargo, es aún mejor cuando la razón de mantener esa vida sana no es cambiar tu físico, sino permitirte estar mejor contigo. Comenzar a sentirte bien por dentro para sentirte bien por fuera.
Practica la autoaceptación
Evita las comparaciones negativas y abraza la inspiración correcta. Redirecciona tus pensamientos hacia tu vida, enfocándote en ti y en tus decisiones. Sé amable contigo, celebra tus logros y reconoce tus fortalezas. Empieza a aceptarte de todas las maneras. Acepta tu pasado, tu personalidad, tu carácter. El rechazo que más puede doler, es el tuyo. Así que comienza a abrazar tus imperfecciones y dejar de esconder esos pequeños complejos que se han creado. Poco a poco, te sentirás libre del peso de tu autocrítica y comenzarás a redireccionar tu atención a un interior sano.