Una chica de nuestra de nuestra comunidad, como tú y yo, nos cuenta su historia de cómo su amor propio cambió un 14 de febrero:
San Valentín me emocionaba y, al mismo tiempo, me hacía sentir ansiosa. Me llenaba de expectativas. Pensaba en las típicas escenas de película. Miles de rosas al levantarme, regalos, cenas. Esperaba mensajes y declaraciones de amor. Me esforzaba por tener siempre una cita y pasaba horas buscando el outfit perfecto. Tenía tantas expectativas que nunca lograba sentirme satisfecha.
Cuando el día terminaba, me aislaba en las redes sociales. Veía todas las relaciones y me las imaginaba con una vida perfecta, en una relación donde eran completamente felices.
Si no tenía pareja, me hundía en la soledad. Me preguntaba si algún día me sentiría como ellos o si en algún momento sería merecedora de esa felicidad. Al contrario, si estaba en una relación, la comparaba con las relaciones de otros. Me preguntaba si duraría y dejaba de disfrutarla pensando en que podría acabarse.
De cualquier modo cada 14 de febrero comparaba mi relación o me comparaba a mí. Le daba tanta importancia a este día que mi felicidad dependía completamente de los demás. Me envolvía en un ciclo de expectativas y decepción. Y aunque era el día de los enamorados, me sentía cada vez menos querida, hasta que decidí cambiarlo.
"El problema no era todo el esfuerzo que hacía por celebrar el día. El problema era que entre las comparaciones y la ansiedad dejaba de celebrarme a mí"
Hace un par de años, mientras me preocupaba por pasar San Valentín sola, me di cuenta de que en realidad el problema no era todo el esfuerzo que hacía por celebrar el día. El problema era que entre las comparaciones y la ansiedad dejaba de celebrarme a mí.
En mi mente, pasar el 14 de febrero a solas significaba soledad y tristeza. Mientras que para muchas personas es una fecha sin importancia, para mí era miedo y decepción. La manera en la que me afectaba era solo una demostración de mi miedo a estar sola y, cuando lo entendí, decidí cambiar completamente mi manera de ver San Valentín.
Me di cuenta de que durante el único día del año dedicado al amor, se me olvidaba celebrar el amor más importante que tenía: el mío. Así que, sin pensarlo mucho, me animé a dedicar todo el día celebrándome a mí misma. Me compré flores, tomé vino, caminé por la playa, me cociné. Por primera vez dejé de preocuparme por la soledad y disfruté el día sintiéndome cómoda conmigo misma.
"Me di cuenta de que durante el único día del año dedicado al amor, se me olvidaba celebrar el amor más importante que tenía: el mío"
Me gustó tanto que comencé a crear una nueva tradición. Cada año, con o sin pareja, me tomaba el día para celebrarme. Con el tiempo las comparaciones y el miedo a la soledad se fueron quedando atrás. Cuando dejé de depender de otros para celebrar este día, mi autoestima comenzó a mejorar. La manera en la que me trataba a mi misma cambió completamente.
San Valentín empezó a ser una fecha importante para mi amor propio. No solo me impulsaba a quererme, sino que también me recordaba lo mucho que había avanzado.
Ahora entiendo que San Valentín puede ser todos los días, que no necesito una razón para celebrarme y que no dependo de otros para sentirme bien conmigo. Hoy quiero animarte a hacer lo mismo y que este 14 de febrero sea el comienzo de una nueva tradición en tu vida.
Mucho se habla de las relaciones románticas durante San Valentín, pero si este día conmemora el amor, ¿por qué no conmemorar la relación que tienes contigo? ¿Te animas?
"San Valentín empezó a ser una fecha importante para mi amor propio. No solo me impulsaba a quererme, sino que también me recordaba lo mucho que había avanzado"